Reyes Martínez: “Creo que la empatía es la clave en la vida”
El Centinela, es la novela con la que nos ha atrapado Reyes Martínez en donde nos enseña lo fácil que es pasar de acosador a acosado y viceversa. Una obra que intenta remover las conciencias de los que, como adultos, son responsables de guiar a los jóvenes en un mundo donde cada vez la empatía es menor.
El libro te envolverá en la historia de cada uno de los protagonistas, te hará vivir junto a ellos y, sobre todo, te hará ver y pensar que un gesto inocente puede no serlo. Te invitamos a adentrarte en esta maravillosa lectura, pero antes te dejamos aquí una entrevista con la autora.
El Centinela es un libro que habla del acoso escolar que está cada día más en auge en los centros escolares y, lo que es más preocupante en niños muy pequeños. ¿Cómo o por qué nace la creación de este libro?
Este libro nace de una necesidad. Cuando recibí la llamada de una de mis mejores amigas, llorando, desesperada porque su hija acababa de ser denunciada por acosar a una compañera. En un principio no me lo podía creer, conocía a su hija desde los tres años, por otro lado, soy consciente de que no sabemos lo que hacen nuestros hijos fuera de casa, ninguno, así que, simplemente, intenté estar a su lado para lo que fuera.
Cuando poco a poco supimos que la niña que había denunciado a su hija había demandado también a siete compañeros más, que el centro había apartado a estos ocho alumnos de ella como medida cautelar, pero no se había molestado en comprobar la veracidad de dichos actos, que muy pronto supimos que eran falsos, comencé a cuestionarme quién estaba siendo acosado en este caso. ¿La alumna que los había denunciado? ¿o los ocho alumnos que no podían acudir ni siquiera al salón de actos si ella estaba presente?
Llegué a varias conclusiones: Esta chica estaba sufriendo muchísimo y no precisamente por estos ocho alumnos, pero su sufrimiento era real; los ocho alumnos demandados estaban sufriendo acoso y nadie les defendía; el centro estaba mirando hacia otro lado; los jóvenes que no estaban implicados en el caso no querían “problemas” pero sabían todo y las familias tendemos a proteger de más a nuestros hijos, quitándoles la responsabilidad de asumir las consecuencias de sus actos. No soportamos que sufran, pero es que es necesario que se enfrenten a las decisiones que toman, sobre todo si las cosas no les salen como esperan. Forma parte del aprendizaje de la vida.
Por todo ello pensé que había que escribir un libro en el que TODOS tuvieran un papel en el acoso, no sirve el que piensa que está libre y se me ocurrió crear un personaje que fuera el nexo en común entre todos y que fuera valiente y justo.
Paralelamente a este libro ha desarrollado un Cuaderno de trabajo contra el acoso escolar que ayuda a comprender y trabajar que no podemos quedarnos con los brazos cruzados ante estas situaciones
Sí, los docentes que lo han usado en el aula a la hora de trabajar El centinela, me cuentan que es una herramienta muy útil porque les hace ponerse en la piel de cada caso, aportar soluciones, detectar casos que les están pasando desapercibidos, ayudan a sus alumnos a expresarse en voz alta y sin miedo, que es el mayor problema que hay en la adolescencia, la falta de comunicación con los adultos, por otro lado, algo totalmente normal. El centinela les aporta una figura que es de su misma edad, con sus mismas inquietudes y problemas, por eso es más fácil abrirse a él que a un adulto.
El Centinela muestra muy bien los diferentes procesos por los que puede pasar un niño/adolescente en un momento de acoso escolar. En el reflejo de estas historias se ve como cualquier persona ya seas más o menos popular puede sufrirlo
Me preguntan mucho si pienso que ahora hay más acoso escolar o es que se le da más visibilidad. En este libro he escogido casos muy generales y, quiero que quede claro, casos que pueden degenerar en muy graves y que aún no lo son. ¿Por qué? Pues porque creo que la clave está en la prevención.
No hay ahora más casos de acoso que antes, ahora los oímos más, porque son más mediáticos. Sí que podría haber un debate muy interesante sobre el tipo de acoso de antes y el de ahora. En la actualidad, el problema más grave creo que es internet, la inmediatez que proporciona, el anonimato, la facilidad con la que se puede hacer daño sin consecuencias.
Por eso creo que atajar el problema cuando ocurre es tan solo un parche, la prevención es la manera de hacerlo, que no llegue a que ninguno más de nuestros jóvenes decida quitarse la vida por el sufrimiento que experimenta.
Un momento clave es la transición del colegio al instituto y para ellos está dirigido El Centinela. Aunque, por las opiniones que tiene, cualquier edad a partir de los once años, es la adecuada para leerlo.
Nos haces empatizar mucho con ellas e incluso llegarnos a meter en la piel de sus protagonistas. ¿Es algo que querías conseguir?
Se me nota, ¿eh? Es que creo que la empatía es la clave en la vida, no solo en la lucha contra el acoso. Pensar en cómo se va a sentir la otra persona antes de actuar, ponernos en su piel, evitaría la mayor parte del dolor que les provocamos. Creo que en las aulas hay que apostar más por ello, en estas famosas asignaturas curriculares en las que en muchos centros no se hace nada, creo que podría ser un buen momento para trabajar la inteligencia emocional entre alumnos y, por qué no, profesores y hacer cursos sobre acoso escolar, drogas, internet, redes sociales… cualquier cosa que haga pensar a nuestros jóvenes y a nosotros mismos, en las consecuencias de nuestros actos.
Podría ser un buen momento para trabajar la inteligencia emocional
Las redes sociales y la tecnología son una amenaza muy fuerte actualmente y los padres/madres no tienen acceso a ellas tan fácilmente,¿Era otro punto que querías reflejar?
Bueno, de hecho, estoy escribiendo un libro centrado en el ciberbuylling. Me decía un día un librero muy querido, que antes el joven que estaba siendo acosado, el viernes llegaba a casa, se encerraba y descansaba hasta el lunes siguiente, ahora no descansa jamás.
Yo misma, investigando para una novela negra, di con una red de estafadores profesionales que se dedicaban a pedir dinero o sexo a cambio de amor incondicional. Esto me llevó a una investigación en la que no daba crédito a la cantidad de gente adulta que caía en ello. ¿Cómo no van a caer los adolescentes? Que tienen menos armas y menos información. Me parece un tema muy complicado y en el que tenemos que asumir nuestra responsabilidad como padres.
¡Muchas ganas de leer el libro que estás escribiendo! ¿Qué consejo darías a las personas que viven esta situación? ¿Y a sus familiares?
Yo me baso en la experiencia, no tengo ninguna titulación que me permita dar lecciones. Como consejo me atrevería a decir que el diálogo es fundamental. En estas edades, muchos adolescentes ven a los adultos como enemigos, por eso creé la figura del centinela, porque les resulta más sencillo hablar con un compañero que con un profesor, o en casa.
A los alumnos siempre les digo que no tengan miedo, que los profesores, jefes de estudios y directores están para echarles una mano. Y los padres para eso y mucho más, que no tengan miedo. Y como entiendo que les cueste tanto, les explico que hay muchas formas de dialogar, de forma anónima podría ser una, mediante un email, un buzón en el que expresar lo que les ocurre… Cualquier herramienta, sirve.
A los adultos, que no hay problema pequeño. Si una persona sufre, es el momento de actuar, no sirve no tener tiempo para hacerlo, es imprescindible que se vea una implicación y un interés. Y, muy importante en general: NO TODO ES ACOSO. Aprender a detectar lo que lo es, podría arreglar muchas situaciones antes de que ocurran.
El papel del director y los profesores en esta historia es clave, ¿crees que se debería de hacer mucho más en los centros y no solo decir que sí que se va a estar atento?
En estos años, me he encontrado todo tipo de docentes que luchan contra el acoso y algunos que prefieren mirar hacia otro lado. He de decir que cada vez encuentro más implicación de los primeros y es algo que me llena mucho. No todos los centros tienen las armas para hacerlo, ni todos encuentran un camino de rosas cuando quieren luchar contra el acoso.
Así que, creo que no solo el centro es quien debe estar atento, desde las consejerías de educación y demás, se deben facilitar más las cosas, no solo cuando haya un caso mediático.
En el caso de El centinela, el director no quiso implicarse y tampoco dejó que ningún docente lo hiciera, por eso yo me inventé a Toño, porque habría sido mi director ideal. Y, como la que escribe soy yo…. Jajajaja Pero también es cierto que los padres de la niña que denunció a sus compañeros, no hablaron con el instituto en ningún momento, fueron directamente a la policía y tampoco dieron opción a que el centro actuara.
Me ha encantado la técnica que Toño realiza. Creo que se debe de potenciar más estos aspectos
Quise incorporar un poco de misterio a la historia, por eso lo del sobre rojo, la taquilla abandonada, el chico invisible que decide actuar, en realidad porque pienso que no solo hace más atractiva la lectura del libro, es que pienso que sería más atractiva la labor del director y del alumnado hacer cosas que incorporen misterio a la vida en las aulas.
En un principio la correctora de HarperCollins, me pedía que eliminara todo este proceso analógico y lo convirtiera en algo digital, pero me parecía precisamente clave que fuera algo de todos y que sirviera para todos y para cualquier momento.
¿Consideras que se puede tratar el acoso y hacer que el acosador deje de hacerlo?
Esta pregunta tiene su miga. Yo creo que sí, porque si no, no tendría sentido pelear porque el acoso deje de ser una lacra en nuestras aulas, pero también soy bastante realista y entiendo cómo funciona el mundo.
En todos estos años, me he encontrado muchísimos casos de acoso y muy poquitas veces, el acosador hacía daño porque sí. Todos tienen una razón, ya sea por problemas graves en su vida personal, por una educación desviada, o porque hayan sufrido algún tipo de acoso antes. Esto no quiere decir que haya que empatizar lo mismo con ellos que con las víctimas, desde luego, si su conducta hace daño, deberá tener las consecuencias que merezca, pero creo que no sirve de nada atajar lo que ocurre, defender a la víctima y no ayudar al acosador, porque esa conducta ya quedará para siempre en esta persona al no llegar a la raíz del problema y después se traslada a la vida adulta. Estoy completamente convencida de que el acoso laboral y el acoso escolar son la misma cuestión, lo único distinto es la edad de la víctima.
El centinela muestra como el acosado puede llegar a ser el acosador por cuestiones que igual ella no consideraba que fueran a ser malas
Se puede hacer daño sin intención, cuántas veces nos ha ocurrido a todos, pero se tienen que asumir las consecuencias. Por eso es tan importante la empatía, porque parándose a pensar un poco antes de hacerlo, se pasa de hacer daño sin querer a hacerlo con conocimiento, con lo cual esos casos serían muchos menos, pero no habría muchas dudas sobre la intencionalidad.
¿Los niños más pequeños (hablamos de una franja de los tres primeros cursos de primaria) son conscientes del acoso que están dando a otros niños?
Hay muy pocos niños que nazcan malos, suelen ser egoístas por naturaleza, pero es difícil que tengan maldad en sus actos o que sean consciente de ello, algún caso hay, por supuesto, pero serían casos de niños con problemas serios.
Pero es en esta franja en la que mejor se puede trabajar la inteligencia emocional, saber cómo se sienten y cómo hacen sentirse a sus compañeros y son los mejores a la hora de saber buscar la felicidad en grupo. Es aquí donde se puede empezar a prevenir.
¿Qué te gustaría que el lector/a aprendiera de este libro?
Me encantaría que cada historia les haga reflexionar, cuestionarse lo que ocurre a su alrededor, se preocupen por saber qué le ocurre a un compañero, a un profesor, que el centinela les proporcione el valor para expresarse sin miedo y los valores que se van perdiendo por el camino. Y que cada uno asuma su papel. Yo he asumido el mío. El que no encuentre ninguno, que opte por ser centinela de alguien, proporciona tanto placer cuidar de un compañero sin que lo sepa, que el nuevo centinela se siente mejor sin darse cuenta. Ojalá entre todos acabemos con esta lacra.