“Quería hacer una comedia que hiciera pensar”

Ingrid García-Jonsson en el Festival de Cine de San Sebastián. Foto: E. Acín
Nacho Álvarez dirige Explota Explota, una comedia musical que nos lleva a principios de los años 70, una época que en España estuvo marcada por la rigidez y la censura, especialmente en televisión. Con María (Ingrid García-Jonsson), una bailarina joven y con ansias de libertad, descubriremos cómo hasta el más difícil de los sueños puede convertirse en realidad. Y todo ello contado a través de los grandes éxitos de Raffaella Carrá.
En la película también podemos disfrutar de una divertida Verónica Echegui que interpreta a Amparo la mejor amiga de María y un pilar fuerte para ella en toda esta aventura. También, disfrutamos de interpretaciones como la de Fernando Guallar, Fernando Tejero o Natalia Millán.
¿Por qué consideráis que hay tan poca tradición de los musicales en este país?
Ingrid García-Jonsson: Es complicadísimo. Hacen falta muchísimos medios para hacerlo. Es el trabajo de una película por tres. Al final, son tres disciplinas que se tienen que aunar para hacer esto. Hace falta un equipo humano muy grande, mucho dinero y, por lo general, no sabemos hacerlo. No estamos en una industria como la de Hollywood y apostar por una película musical es muy complicado. A veces este género también es muy juzgado porque se tiene como algo menor y, en verdad, es muy complicado por las disciplinas que aúna.
Nacho Álvarez: Yo creo que es una mezcla de todo. Directores que quieran dirigir musicales tal vez hay pocos. Recuerdo que cuando yo le dije a Mariela que quería hacer una película y que iba a ser un musical a ella le encantó porque hay muy pocos directores que quieran dirigir un musical. La mayoría quieren dirigir cine dramático o contar otro tipo de historias. En mi caso quería contar una historia musical en donde pasarlo bien. Sentí que podía hacerlo, que podía contar una historia a través de las canciones y, justamente a través de las de Rafaella porque amo a esa mujer y veía que detrás de cada una de sus canciones había una historia.
Otra de las razones, aparte de lo económico, por las que yo creo que no se hace es por la producción tan grande que tiene. Con Ingrid tuvimos que grabar y ensayar todas las canciones y, después, lo económico pesa en cuestión de bailarines. Un musical lo puedes hacer sin bailarines o como en el caso de esta película que contamos con 75 bailarines, que es un disparate. Costó mucho porque tenemos que pagarles a cada uno de ellos y cada día de rodaje hay que pagarles. No puedes tener como Hollywood a 800 bailarines. En España es más complicado tener a tantos porque no tienes tanto dinero. En este caso hicimos un gran trabajo con Toni Espinosa que es el coreógrafo de la película, con el que nos entendimos muy bien y, además, trabaja en teatros musicales. Él tiene una amplia trayectoria, fue el encargado de hacer el casting de los bailarines y fue una ficha fundamental para rodar y sacar esta película musical en siete semanas.
¿Cómo ha sido interpretar a María?
Ingrid García-Jonsson: Mucha gente me decía que bien te lo has pasado, pero la verdad es que he sufrido muchísimo para que la gente se lo pase bien viéndola ahora. Hay mucho curro. Yo no soy cantante ni bailarina profesional entonces, estar a la altura para esta película requería de mucha preparación. Menos mal que estaba Toni Espinosa que tiene mucha paciencia y es un bendito que estuvo ensayando conmigo todos los días seis horas, de lunes a domingo.
Mientras rodábamos seguíamos ensayando y practicando. Hay que prepararse físicamente, mentalmente y, luego cuando llega el momento darlo todo en escena e intentar hacerlo lo mejor posible. Hay mucho trabajo detrás. A la hora de preparar los personajes trabajo con una coach. El tema es meterle muchas horas, ir probando, hablar con Nacho, ver qué pasa con los compañeros e ir dejando que la cosa que está escrita en un papel se vaya convirtiendo en algo real.
En la película se ven temas como el acoso a la mujer, la homofobia… dentro de esta comedia es como que también buscas que el espectador piense sobre estos temas
Nacho Álvarez: Quería hacer una comedia que hiciera pensar. Al ser la primera película que yo iba a firmar decidí junto con los guionistas hablar de temas que están hoy en día en la actualidad de la gente. Esto pasaba en los años 70, pero hoy siguen sucediendo. En la película se mide el largo de la falta, pero hace unos días viendo el telediario vi como una mujer no pudo entrar a un museo porque iba muy escotada. Así que podemos ver como esto sigue pasando en 2020.
A veces teníamos miedo de algunos temas que tocamos en la película porque no sabíamos cómo iba a poder ser tomados. En el tema de la homofobia hay un chiste en la película que no estaba escrito en el guion y que Verónica Echegui lo dice porque está bien, porque en los 70 era así. En el montaje yo me planteé muchas veces quitarlo, pero no me quería autocensurar. El personaje de Chimo también es siniestro porque lo que hace en la película en esa época pasaba, todavía sigue pasando, pero esperemos que no pase más. El personaje de Chimo está tomado con sentido del humor porque él no se da cuenta que eso está mal.
El tema del acoso en la calle también lo pusimos porque lo curioso es que en los temas de Raffaella lo decía con la letra de Rumore. Esta canción corta perfectamente con la escena. Son cosas con las que si logramos que alguien piense por un segundo y vaya más allá de la comedia vea que existe eso.
Ingrid García-Jonsson: Yo creo que es muy inteligente la forma en la que están abordados todos estos temas con una sonrisa. Esta también es un poco la forma en la que Raffaella Carrá hacía las cosas. Con muy buen espíritu y diciendo las cosas claras, pero sin intentar atacar a nadie. Yo creo que importante darle una oportunidad a la gente y que aprenda desde un lugar positivo. Si siempre estamos aleccionando con la regla en la mano, como se hacía en los 70, nos convertimos todos en Celedonio (personaje de Pedro Casablanc) y lo que hacemos es constreñir, apretar y, eso no está bien.