Nuestros actos ocultos, una combinación perfecta de suspense y humor negro
Las Naves del Español acogen este texto del argentino Lautaro Perotti
Carmen Machi, Macarena García y Santi Marín se adentran en una historia familiar de relaciones rotas y soledades encontradas. Lautaro Perotti escribe y dirige esta obra que nos hace transitar por varios géneros: desde el suspense y el thriller del comienzo hasta llegar al humor negro que hace característico al personaje de Machi.
Impresiona el montaje del escenario bordeado por dos grandes gradas donde se representa en un envolvente drama de carretera, camerino y sala de estar. Además de transcurrir en tres tiempos, como si de una serie de televisión se tratara: seis meses atrás, hace dos años y hoy… A lo largo del escenario, los personajes van entrando y saliendo de diferentes situaciones que, por momentos, también cuentan con personajes que interrogan a lo largo de las dos gradas.
En Nuestros actos ocultos, Carmen Machi se mete en la piel de Azucena, una pianista atormentada que no termina de aceptar su temprana enfermedad. El comienzo está marcado por una noche en donde Azucena junto a Patri, un hijo adoptivo para ella, acuden a la llamada de su verdadera hija Elena que se encuentra tirada en una carretera comarcal. Acaba de sufrir un robo y está desamparada…
La obra poco a poco va enredando su argumento, por el que desfilan un cadáver, un embarazo, una discapacidad, un matrimonio desgraciado, una enfermedad… y, como telón de fondo un clima familiar enturbiado.
Lautaro Perotti construye este ‘road movie’ o mejor dicho ‘road theatre’ que va completándose conforme pasa la función manteniendo muy atento al espectador. Cuando el telón cae algunas piezas de este puzle quedan algo en el aire, pero no haremos ‘spoiler’. Lo que sí podemos decir que es una maravilla poder disfrutar de este espectáculo y ver a los tres actores en sus papeles. Carmen sigue siendo imparable encima de los escenarios y este papel le va como anillo al dedo ya que lleva el peso principal y sabe salir más que airosa en cada representación. Gracias a ella vivimos los momentos más humorísticos. Macarena García está espectacular, hacía mucho tiempo que no la veía encima de las tablas de un teatro y me ha sorprendido. Ella sabe meterse muy bien en el personaje llevándonos por los diferentes estados anímicos del mismo. De Santi Marín hay que destacar su capacidad para adecuarse a los instantes y ser el punto de inflexión entre madre e hija.