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Nicolás Sesma: “Es difícil etiquetar definitivamente a la dictadura”

El historiador Nicolás Sesma presenta su nuevo libro “Ni una, ni grande, ni libre“, en el que aborda el período franquista desde un punto de vista más colectivo, centrándose en la administración y los aspectos políticos y sociales que le mantuvieron 40 años en el poder.


En tu libro la presencia de Falange es importante hasta el final, cuando más bien parece que se diluyó mucho antes. Es la cuestión clásica de si el franquismo fue más un régimen autoritario que totalitario, para lo que el partido único tendría que haber sido definitivo. ¿Fue el Movimiento tan relevante?

Es difícil dar una etiqueta definitiva a la dictadura y es entrar en un debate que yo en cierta medida he tratado de evitar, porque hay argumentos o justificaciones para todos los gustos. A mí me interesaba resaltar que Falange tiene bastante importancia hasta el final y la tiene un poco también para Franco, como grupo de seguridad; es su base autónoma de poder. No es tanto el Estado, ni siquiera es el Ejército. Porque el Ejército no deja de ser una institución del Estado, entonces, lo que le permite tener cintura política es el partido, y la razón de ser de ese partido es a su vez la guerra y que Franco sea jefe del Estado y a la vez jefe del partido. Entonces, entre el partido y Franco hay como una forma de matrimonio de conveniencia, a ratos feliz y a ratos tienen algunas diferencias, discusiones incluso, pero ninguno quiere prescindir realmente del otro y tampoco se lo podrían permitir porque entonces Franco habría sido más débil ante las presiones de una restauración monárquica anterior. Luego hay que tener en cuenta que a veces se ha separado demasiado a las familias políticas que acaban formando el franquismo de manera demasiado tajante cuando hay mucha gente que tiene militancia en varios grupos al mismo tiempo. Hay muchos personajes en el libro que tienen identidades múltiples sin mayores problemas: han sido de la Asociación de Propagandistas en su juventud, luego han sido convencidos falangistas, algunos van a la División Azul, luego retoman un poco esos contactos. Alguno incluso lo compatibiliza con ser también miembro del Opus.

 Sin embargo toda la historia del falangismo desapareció de la vida política inmediatamente a partir de la muerte de Franco porque la clase conservadora estaba en otra historia…Ni existía en el 36 realmente, ni existió en el 78, ¿cómo se explica?

Lo que pasa es que los cuadros falangistas tienen también muchos cuadros distintos, muchas trayectorias. Hay un componente aristocrático en Falange del propio Primo de Rivera… hay una parte que ya está muy hibridizada con la clase tradicional y luego la gente que viene de clases más populares dentro de Falange, una de las cosas de las que más se preocupa es el de emparentar a sus hijos con algún descendiente de esas clases conservadoras, entonces, al final lo que se produce es que los falangistas que vienen de nuevas a la élite dirigente del país han conseguido que sus apellidos, que sus familias hayan entrado dentro un poco de lo que es la clase dirigente tradicional del país. Yo siempre explico un poco a los alumnos aunque suene un poco frívolo, hasta qué punto la serie esta de Netflix —Élite— representa muy bien la lógica de la clase aspiracional en España, o sea, el emprendedor, que es el personaje de Yeray, que es emprendedor en tecnología, etcétera lo primero que quiere hacer es emparentarse con el personaje de Ester Expósito porque es una chica muy atractiva, etcétera, pero sobre todo porque es una grande de España y entonces para él es su manera de confirmar la entrada definitiva en la élite. El propio Franco lo hace, finalmente su hija acaba casada con el linaje de los Luna, que es una de las grandes familias aristocráticas españolas. Hay hibridez con esa clase tradicional y eso es lo que en buena medida permite lo que comentas de que cuando llega la transición están tan imbuidos en esa clase dirigente tradicional que el camino viene de manera natural.

En tu libro realmente evitas todo esto de las dos partes del franquismo: hasta la autarquía, cuando el régimen está más dominado por Falange y después con los planes de desarrollo, cuando lo es por los tecnócratas…

A ver es una buena cuestión yo no creo que se pueda distinguir tan fácilmente el primer franquismo del segundo franquismo, me parece que la dictadura tiene una lógica más estable a lo largo de su duración, simplemente adapta su manera de reprimir a los opositores en una época en la que violencia forma parte de los instrumentos cotidianos y una segunda en la que la represión puede ser más selectiva. Pero, por ejemplo, el número de condenas de muerte que se producen en España de los cincuenta, en los sesenta, en los setenta, es mucho mayor que el que tuvo nunca Mussolini, por ejemplo, en sus primeros años así que el umbral represivo de la dictadura y todas las condenas del Tribunal de Orden Público, las condenas a los sindicalistas en el proceso 1001 [en 1974] por ejemplo son durísimas, tendemos a olvidar, pero creo recordar que hice el cálculo de las horas, de los años de condena en el proceso 1001 y es el mayor número de años de prisión para un proceso de libertad de asociación en ningún régimen autoritario. Entonces yo no, no participo de esa idea de una dictablanda en los años sesenta, no me parece correcta.

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