Mario Escobar: “Uno de los mayores dramas de la II Guerra Mundial fue la de todos esos niños que perdieron todo”

Uno de los autores españoles más traducidos y leídos en Estados Unidos y en otros catorce países regresa con Las vidas perdidas. Esta narración impecablemente documentada nos cuenta la increíble historia de una mujer dispuesta a sacar la verdad a la luz. Una novela basada en hechos reales que recupera uno de los más conmovedores testimonios de humanidad y altruismo. Esta es la apasionante historia de Valérie Portheret, que descubrió en un archivo olvidado los nombres de ciento ocho niños y dedicó el resto de su vida a devolverles la identidad.
¿Cómo llega esta historia a ti?
Estaba investigando sobre temas de la II Guerra Mundial y en un periódico francés vi la historia de Valérie Portheret y me dejó impresionado. Me encantó tanto la historia que me di cuenta que podía escribir una novela no solo contando la historia de los niños también la de esta mujer.
¿Fue duro meterse en la piel de ella?
Sí porque ella lo hace en un momento determinado de su vida donde tiene que luchar a contracorriente por sacar adelante su tesis. Remover todo lo que ella cuenta era muy complicado porque habían mandado exterminar a millones de personas. Ella hizo una labor increíble al ir buscando a todas esas personas por el mundo. Luego, para mí escribirlo fue muy difícil por ponerte en la piel de ella, como de los padres y madres que tuvieron que renunciar a la patria potestad de sus hijos para salvarlos. Entregar a unos desconocidos a tus hijos sin saber si vas a volver a verlos, lo que te va a suceder… era complicado y más en un momento en el que no se sabía lo que les iba a suceder.
Me parece un hecho admirable y de valentía dejar a sus hijos en manos de otras personas sin saber lo que iba a suceder con ellos
Sí, esa toma de decisión se tenía que hacer en una noche y si no lo hacían sabían que sus hijos iban a morir. Las condiciones en las que vivían eran muy malas. Eran desconocidos que no los habían visto nunca y por un papel podían perderlos para siempre. Yo solo conozco un caso en el que una niña fue protegida y volvió a encontrarse con su familia. Pero, el resto que yo sepa jamás volvieron a encontrarse con sus padres. Esto también fue muy duro para los niños porque eran su mundo y ese mundo se desvaneció.
La historia que tú relatas aquí es muy desconocida para la sociedad
Sí, porque se ha investigado y se han hecho muchas películas de lo que le pasaba a los adultos. Pero, los niños parecen el telón de fondo, parece que no sufrían porque no iban a la guerra y no luchaban. Uno de los mayores dramas de la II Guerra Mundial fue la de todos esos niños que perdieron todo. Los adultos tomamos nuestras decisiones, pero los niños estaban viviendo una guerra que ellos no habían decidido y que no entendían porque no sabían las consecuencias que tenía. El rememorar a esos niños para mí es muy importante.
¿Cómo fue combinar las dos épocas que narras en el libro?
Era un reto y, al mismo tiempo, era darle un toque diferente a la novela al desarrollarse en dos tiempos diferentes. Quería que tuviera más vida la historia para el lector. Los jóvenes ven el siglo XX como algo lejano y los años 40 muy muy lejanos. El mostrar a alguien que todavía está vivo y se interesa por la memoria hacía que el lector no lo viera como algo del pasado que no tiene nada que ver con nosotros. El modo de mostrar las dos es como mostrar que las vidas son paralelas.