Ídolos del Parque queman la noche zaragozana
Ídolos de Parque cerraron su gira Mundos en Zaragoza. Foto: Delfín Sarasa
La sala Creedence de Zaragoza se convirtió en el epicentro de una noche cargada de pop-rock enérgico, directo y canalla en un concierto de la mano de Ídolos del Parque y Billy Flamingos. Mis expectativas estaban altas. El fin de semana anterior ya había visto a los madrileños tocar y quería ver si me volvían a sorprender con su directo. ¿Lo consiguieron?
El sábado, Ídolos del Parque cerró su gira Mundos y creo que no había un mejor lugar para hacerlo que la capital aragonesa. Como ellos mismos afirmaron ante el público: “Zaragoza es nuestra segunda casa”. Desde el instante en el que aparecieron en escena quedó claro que iba a ser una noche memorable, una de esas que quedan grabadas en la memoria de los que tuvimos la oportunidad de vivirla.
Tras una introducción la banda arrancó con los primeros acordes de Besayúname mientras Sergio subía al escenario entre los aplausos del público. Les bastó los pocos más de dos minutos que dura el tema para hacernos entrar en calor. La noche continuó con temas como Mi última canción que ofrece un cambio de ritmo con una melodía más ligera y un mensaje más intenso. Una canción con la que estoy segura que alguna vez en tu vida te llegarás a sentir identificado ya que habla de la superación y el amor propio.
Ídolos del Parque nos regalaron una noche con energía, buen rollo y, sobre todo, buena música. Con un repertorio muy bien equilibrado entre las canciones de su EP y las covers que hicieron que el público cantara y bailara con ellos.
El setlist incluyó, también, temas que van a estar en su nuevo disco. Entre ellos encontramos Velas que sinceramente me gustó muchísimo como suena en directo y, ¿podría decir que se viene temazo a la vista?… SÍ. Pero, no solo esa todas las que presentaron tienen un rollo increíble, con unas letras y melodías maravillosas. Estoy segura que cuando salgan se convertirán en auténticos himnos pegadizos. Yo todavía tengo algún trocito de ellas rondando por mi cabeza.
Uno de los momentos culminantes llegó con Lisboa, donde el público se entregó y coreó hasta la última letra de la canción. Termina así un concierto que mantuvo la intensidad de principio a fin. Cada uno de los componentes de Ídolos del Parque demostraron estar cómodos sobre el escenario, gracias a su entrega, su autenticidad y la conexión genuina entre ellos y sus seguidores. Me reafirmo en lo que dije después del concierto de Madrid. Ellos tienen un potencial enorme y no tengo dudas de que tienen un futuro más que prometedor.
Y, por si todavía queda alguna duda, la respuesta es SÍ. Me volvieron a sorprender mucho y para bien.
El toque rock de Billy Flamingos
En la sala Creedence continuaba la buena música, pero ahora con un toque más rockero gracias a los Billy Flamingos. El grupo ibicenco lleva desde 2017 sacando canciones y haciendo vibrar al público en sus directos.
No es la primera vez que este grupo toca en la capital aragonesa aunque, sí que es la primera que nosotros nos acercábamos a disfrutar de ellos. El concierto empezaba fuerte ya que arrancaron con mucha garra y potencia encima del escenario. Lo que les llevó a conectar con el púbico de manera inmediata.
Los Billy Flamingos nos llevaron de viaje por parte de su discografía generando esencias musicales muy diferentes a lo largo de la velada. Con los temas de su disco Oscuro baile de salón nos mantuvieron en una esencia más blusera, pero acompañada de ese sonido más áspero y bailable, con riff pegadizos que les característica.
El público estaba con ganas de saltar y bailar con ellos. Es por eso, que el grupo no perdió la oportunidad de tocar Contigo y Vorágine. Dos súper éxitos que te animan desde el minuto uno a cantar y disfrutar.
Un descubrimiento sorprendente en directo porque han demostrado que son seguridad y buena vibra encima de los escenarios. Son un grupo con el que cada noche encontrarás algo nuevo entre sus canciones, algo muy importante dentro de la escena musical. A partir de ahora, les seguiremos la pista mucho más de cerca.
