César Bona: “La base está en aprender por naturaleza”
Tras haber publicado La nueva educación (2015) y Las escuelas que cambian el mundo (2016) libros que ahora son referencia en muchas universidades. César Bona regresa con La emoción de aprender, un libro en donde el lector hallará historias inspiradoras que invitan a la reflexión sobre todas estas preguntas y sobre el modo en el que miramos a los que nos rodean.
Para que nos hable un poco más de su libro hemos estado con él y esto es lo que nos ha contado.
Pregunta.- Fuiste nominado como uno de los 50 mejores maestros del mundo según el Global Teacher Prize en 2014. No te dio vértigo salir de las aulas y convertirte en todo un referente
Respuesta.- Un maestro o una maestra no deben de tener vértigo nunca precisamente porque ha de estar educando a chicos y chicas para un cambio constante. Siempre hay que mirar los cambios como retos. Para mí era un reto importante porque lo que más me gusta es estar en las aulas y tomé esa decisión. También, estuve colaborando con Aldeas Infantiles en donde fue espectacular todo lo que aprendí con ellos y, luego, tienes la suerte de viajar y aprender de otras personas. Luego, volveré al aula e intentare aplicar todo o muchas cosas de las que he aprendido.
P.- La emoción de aprender, es el título del libro en donde incluyes uno de los verbos más importantes como es aprender
R.- Totalmente, aprender es uno de los verbos más importantes. Muchas veces se asocia educación con exámenes o examinar, que es otro de los verbos que da miedo. La base está en aprender por naturaleza todos queremos aprender algo porque está, también, asociado con la curiosidad. Eso unido a pasión o emoción hace unos ingredientes interesantes.
P.- La portada del libro es una fotografía que tomaste en uno de tus viajes a Perú y que tiene una historia, ¿por qué elegiste esta imagen?
R.- Estaba comiendo en Lima (Perú) antes de tomar el avión hacia España y me habían llevado a un restaurante en la playa. Estaba con dos personas de la organización y justo vi esta escena. Agarré la cámara corriendo porque no me lo quería perder, a los que me acompañaban les dije que fueran comiendo y empecé a hacer fotos rápidamente. Después, deje de hacer fotos para observarlos. Se trataba de un padre y un hijo tirando piedras al mar. Uno lanzaba y el hijo miraba para ver donde llegaba la piedra de su padre. Ahí no importaba nada más en el mundo para el padre que ese momento que pasaba con su hijo y, también, desde el punto de vista del niño. Ver esto es tan “simple” que es un lujo poder hacerlo con respecto al ritmo de vida que llevamos tan estresado.
P.- El libro es una sucesión de historias que te han ido ocurriendo a lo largo de estos años. ¿Por qué decides contarlo?
R.- El libro es un formato para contar lo que uno ha ido aprendiendo. Ahí aparecen 20 o 30 personas a las que me he parado a escuchar o los miras de otra manera y acabas descubriendo tesoros. En cada persona que nos rodea, no importa cuán diferente sea, siempre puedes aprender algo.
P.- En el libro haces mucha referencia a los valores sociales
R.- La evolución en la educación hace muchas veces referencia a la tecnología, pero estamos hablando de relaciones sociales y es cómo tú me ves a mi o como te veo yo a ti, las expectativas que pueden tener o la forma en la que vamos a convivir pacíficamente.
P.- En el libro hay una sucesión de historias que cuentas con naturalidad y las cuales son conmovedoras. ¿Hay alguna historia que te haya marcado más que otras?
R.-Hay muchas que he conocido y no están en el libro. Todas ellas son muy diferentes y es difícil quedarse con una. Hay una que hace referencia al contexto social en el que vivimos y en este caso habla de la Cañada Real. Cuando se habla de la Cañada Real la gente piensa en el mercado de la droga, pero si entras y analizas, ves que hay 8.000 personas de las cuales cerca de 3.000 son niños y niñas hasta los 16 años. Ya no puedes verlo como el mercado de la droga sino como el sitio donde hay cerca de 3.000 chicos y chicas a los cuales hay que darles una oportunidad. Ahí hay gente trabajando para darles esa oportunidad. Eso me transformó y llegué a pensar que muchos chicos tienen en la educación la única posibilidad de abrir una puerta hacia un destino lo mejor posible.
P.- En España se habla mucho del fracaso escolar. Muy brevemente, ¿qué piensas que se puede hacer para cambiar esto?
R.- Cuando se habla de fracaso escolar muchas veces se hace referencia a chicos y chicas y el fracaso escolar nos incumbe a todos. He hablado con adultos que tienen sus vidas y sus trabajos y al echar la vista atrás eran “carne de fracaso” o bien porque tenían TDH, porque era movido y tenía otras inquietudes. Ahora, en su vida adulta dice que parecía que allí no encajaba, pero en mi vida de ahora sí encajo. Se trata de dibujar puertas que, hoy en día, abran un poco.
P.- Otros de los temas que tratas en el libro tiene que ver sobre la igualdad de género. ¿Consideras que hay que empezar desde pequeños a enseñar sobre ello?
R.- A mí nunca se me habló de género mientras estudiaba y yo creo que sí que hay que darle un giro y en casa, también, es importante tenerlo en cuenta. La escuela o el instituto es el mejor lugar para ayudar a las familias a educar a sus hijos y nosotros nos estamos formando continuamente. En el libro hay una historia de una jueza que hablaba sobre el hecho de que juezas y jueces son personas cada uno con sus cosas y es muy importante dejar los prejuicios fuera y pesar en la igualdad. Cuando hablamos de igualdad de género es cuestión de todos y no solo de las mujeres. El feminismo no hay que confundirlo con el odio a los hombres porque no es una competición sino el hecho de que se quieran los mismos derechos para todos. Hay que dar ese paso, pero una vez más estamos nutridos de esas creencias con las que hemos sido educados antes.
P.- ¿Hay que cambiar las palabras y expresiones de género?
R.- Las palabras y las expresiones, pero no solo las expresiones dichas por hombres, también, las dichas por mujeres. Hay expresiones hechas que se dicen y las tomamos como normales.
P.- En el libro invitas a pensar que aunque cada persona es diferente a los demás siempre podemos aprender algo de cada uno de ellos
R.- Yo nunca aprendería algo de alguien que fuera igual que yo aunque no los hay porque todos somos diferentes. Basta con sentarse junto a una persona y ponerse a escuchar o a mirar diferente, incluso a ponerte a mirar desde sus ojos. Tenemos un ritmo de vida brutal y muchas veces no nos da tiempo a parar y reflexionar. Pero, si conocemos a una media de 3.000 personas en nuestra vida sería estupendo aprender un poquito de cada una de ellas.
P.- ¿Qué consejo darías a los maestros que acaban de empezar?
R.- No soy de dar consejos, pero les diría que tienen tiempo de cambiarse de profesión o de carrera y que se lo piensen bien porque cuando acaben van a influir a cientos de niños y niñas. Esto es algo muy serio porque no es nada fácil. Por ejemplo, cuando alguien diga que esta clase le gusta que sea porque encuentra gente diferente y puede suponer un reto, no porque sean todos tranquilos. Si quieren que chicos y chicas tengan compromiso social, también, nosotros lo debemos tener porque es muy difícil educar en algo que no crees.