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Carmen Mola: “El Infierno es la evolución de Carmen Mola hacia una historia de amor”

El Infierno es el nuevo y brutal thriller de Carmen Mola que más de dos millones de lectores estaban esperando y que no defrauda. Entre cañonazos y disparos, una bailarina llamada Leonor y Mauro, un estudiante de Medicina, se ven envueltos en un homicidio que marcará sus vidas.

Para evitar la prisión o la muerte, Leonor se ve obligada a huir a La Habana, pero, al llegar allí, este supuesto paraíso no es lo que espera. Las plantaciones de azúcar y los ingenios esconden la tragedia de un esclavismo aún muy vivo. Y, entre los esclavos, reaparece Mauro, aunque puede que ya sea tarde para recuperar su amor. En un intento desesperado por escapar de este infierno, ambos descubrirán que el ingenio donde se hallan oculta una cruel trama de asesinatos siguiendo un rito ancestral brutalmente feroz.


En esta ocasión trasladáis al lector al Siglo XIX, ¿qué es lo que os atraía de esta época?

Cuando escribimos La Bestia ya exploramos un poco el siglo XIX y nos dimos cuenta de dos cosas. Una que es un siglo muy poco retratado en la ficción, como el gran desconocido en la historia de España e incluso se estudia poco en los colegios. Y, segundo nos dimos cuenta que era un siglo muy turbulento, lleno de escenarios revolucionarios, de guerras civiles y un montón de cosas en los que fijarnos. Nosotros nos hemos fijado en la sargentada, el levantamiento del Cuartel de San Gil. Nos parecía un buen momento para iniciar nuestra historia de amor entre Leonor y Mauro. Descubrimos que en un espejo bonito, para nosotros como autores, en La Habana todavía funcionaba la esclavitud y nos pareció que todo era perfecto para crear nuestra historia.

¿Cómo fue el proceso de investigación y estudio?

Había una parte que ya teníamos hecha que era el Madrid del Siglo XIX porque lo hicimos cuando escribimos La Bestia. Pero damos un salto de 30 años en donde la ciudad ha cambiado mucho y nos encontramos con una ciudad más bulliciosa, con vida nocturna y más alegre que antes no la tenía a través de los teatros y los café cantantes. Toda esa parte nos resultó relativamente sencilla. La parte más complicada estaba en Cuba porque la Cuba de hoy no tiene nada que ver con la del siglo XIX. Hemos tenido que hacer un ejercicio de búsqueda de esa época. La Habana era muy rica llena de teatros y palacios. Ahora no queda nada de eso entonces encontramos un par de libros que nos ayudaron mucho.

¿Tuvisteis claro desde el principio ubicar la novela en Cuba?

En realidad no. Nosotros queríamos ubicarla en Madrid, pero empiezas a investigar, le quieres poner las cosas lo más difícil posible a los protagonistas y fue cuando empezamos a mirar la posibilidad de Cuba. Nos abría muchas posibilidades porque era el lugar más avanzado de España en esos momentos. Por ejemplo, el primer tren que hubo en territorio español fue en Cuba, había mejor comercio y todas esas cosas. Vimos que en la España peninsular ya se había abolido la esclavitud, pero en algunos territorios como Cuba seguía presente. En nuestro afán por ponerles a nuestros protagonistas los peores escenarios posibles decidimos marcharnos a Cuba y hacerla a ella una gran aristócrata y a él hacerle entrar en esa trama horrible de esclavos españoles que había en Cuba junto a los africanos y los chinos.

En El Infierno sigue estando vuestro sello característico con alguna parte algo más violenta, pero destaca esa parte de romanticismo

Sí, es una evolución de Carmen Mola hacia una historia de amor. Es muy sorprendente para nuestros lectores porque no se lo esperaban. Aquí hay una historia de amor que elude a uno de los infiernos que nombra el título. El más claro es la esclavitud y la presencia del demonio en la tierra. En la novela se deja claro que el demonio es el hombre. También, nos gusta meternos en los infiernos del amor, el amor no correspondido, el amor que sí es correspondido pero te impide vivirlo por las circunstancias, el infierno por la posesión amorosa cuando una de las partes no quiere ser poseída por los celos y, por supuesto el desamor. Todos esos infiernos están en la novela. Nos apetecía meternos ahí porque somos un poco arrojados. Salimos de nuestra red de confort aunque siguen las marcas de Carmen Mola de truculencias y crímenes.

Teníais presente abordarla desde la ficción

Sí, es algo que teníamos claro desde que empezamos a construir la novela. Queríamos hacer un homenaje al poder sanador de la ficción por eso, la novela arranca en una obra de teatro y termina con una madre leyéndole un cuento a su hijo. Son refugios y vías de escape de una realidad que es terrorífica que es la que viven los personajes tanto en Madrid como en La Habana. Este juego entre la realidad y la ficción está muy presente a lo largo del libro. Leonor lo refleja muy bien porque cuando le vienen bandadas tiende a refugiarse en la ficción, vive la realidad como si fuera una obra de teatro y se imagina como si fuera un personaje al que le pasan las cosas y no a ella. El manuscrito y el personaje sobre el que se habla no se saben si son realidad o ficción.

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