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“Pretty Woman, el musical”, un sueño que se queda a medio gas

El musical Pretty Woman ha celebrado sus 500 funciones en el Teatro EDP de Gran Vía (Madrid) y, sí nos alegramos de que hayan cumplido este número. Aunque, se nos haya quedado a medio camino entre gustarnos y no. Entre el público vimos la misma sensación. Aquellos que iban a pasar la tarde y a disfrutar lo hicieron, pero los que llevan muchos musicales a sus espaldas no se les quedó una sensación pletórica.

Ojo! No digo que el musical no esté bien hecho y que no sea un buen trabajo porque sí lo es. Todos los musicales tienen mucho trabajo detrás por parte de todo el equipo, pero quizás de este clásico me esperaba más. Incluir canciones en musicales donde la película no lo es quizás es todavía un reto mayor, pero he visto otras como Dirty Dancing o Ghost que me han dejado mejor sabor.

El primero de los grandes “errores” que me encontré es que el libreto se limita a repetir en las tablas, con menor fuerza dramática, las simpáticas situaciones que todos los espectadores conservan en la memoria: la caja del collar que se cierra inesperadamente cuando Vivian acerca su mano para tocarlo, el empoderamiento de la protagonista en su segunda visita a la boutique en la que no le quisieron atender, etc. Pero esas situaciones pierden fuerza escénica por la actuación de la protagonista. Hay tres escenas que se me quedaron muy muy flojas. Todo el mundo espera el clásico vestido rojo que Vivian lleva a la ópera y, desconozco si es por plagio o algo, pero poco y nada tiene que ver el que sale en este musical. En la parte de las compras todos esperamos la clásica música de Roy Orbison Oh, Pretty Woman y no sale, hasta el final cuando ya se despiden. Quizás esté fue el mayor error al no ponerla, ¿cuántas veces hemos soñado con ese momento y esa canción? Y, continúo con la escena final…vale no puede entrar una limusina al teatro, pero un carro de la compra…

Si nos salimos del guion establecido de la película este musical encarna muchísimo más humor, quizás en exceso por parte de algunos de los personajes o situaciones. Por ejemplo, por qué el personaje del botones está interpretado en un código casi de clown que nada tiene que ver con el resto de la función.

Los personajes que se llevan todo mi aplauso y que sobresalen por encima del resto son Erika Bleda como Kit Deluca y Rubén Yuste en sus múltiples facetas. Ambos cuentan con una voz increíble e interpretan de una forma sublime. Roger Berruezo, otro gran divo del musical, me ha sorprendido porque consigue transportarnos a Edward en todo momento. La que siendo la protagonista se me ha quedado muy por debajo es Cristina Llorente interpretando a Vivian. A la hora de cantar se me quedó en muchas ocasiones corta comparado con el resto de sus compañeros. Pero, para mí el error más grande y lo que más me descoloca de su interpretación es que se me queda bastante en la parodia, se me queda como una chica que hace el papel de “tontita” y no de una mujer más empoderada como muestra Julia Roberts. Su interpretación es bastante limitada y para nada me hace ver a Vivian, podría ser cualquiera de la película. Uno de los grandes fallos de este musical.

Sí que capta mi atención la escenografía que, para esta ocasión, resulta muy versátil al recrearse en un abrir y cerrar de ojos las localizaciones más destacadas de la historia original: el hotel donde se aloja Edward, la tienda de ropa donde no le permiten comprar o la ópera que incorpora dos escenas simultáneas a la vez que se funden en una muy emotiva.

¿Merece la pena el musical? Sí, es una historia que te hace soñar y volver a ver esa película. Hay escenas muy bien recreadas, coreografías espectaculares y algunas interpretaciones muy buenas.

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