“Los amigos de ellos dos” con Malena Alterio y David Lorente

El pasado 8 de mayo, se llevó a cabo en Las Naves de El Español la presentación de “Los amigos de ellos dos”, una obra de los argentinos Matias del Federico y Daniel Veronese producida por el Teatro Español, Producción Off y Vania, que estará disponible desde el 11 de mayo hasta el 16 de junio
Un espejo que refleja nuestras propias incertidumbres
La historia gira en torno a dos parejas de amigos que se reúnen para cenar todos los jueves desde hace más de doce años. Nicolás y Liza ya han llegado al restaurante, pero sus amigos no. Los minutos pasan y la demora, cada vez más inusual, comienza a preocuparles . ¿Por qué llegan siempre tarde?
“Los amigos de ellos dos” nos invita a reflexionar sobre el valor que damos a las personas que nos rodean y cómo la opinión de los demás puede afectar nuestra percepción de nosotros mismos. La obra nos confronta con nuestras propias inseguridades y nos obliga a cuestionar las expectativas que depositamos en nuestras relaciones.
“Divertida, pero oscura, un poco densa y un poco críptica”, así definió Malena la obra. Es una comedia que te hará reír, pero también te hará reflexionar sobre temas profundos y cotidianos. Una obra que te atrapará desde el principio y te dejará pensando mucho después de que caiga el telón.
La versión española de la obra está adaptada por los propios actores, quienes han decidido conservar algunas de las expresiones coloquiales argentinas del texto original. “Los argentinos putean mucho y eso a mí me mata”, bromeó la actriz durante la presentación.
En la obra reflexionamos sobre cómo nos valoran los demás ¿Qué es lo que más valoráis vosotros de vuestro entorno?
D: La sencillez, la buena dirección, el tratar de entendernos lo valoro por encima de todo. Todos somos distintos, vivimos unos tiempos complicados en lo que todo va muy frenético. Valoro el poder escucharse y entenderse.
M: Pienso igual, estar tranquilos, la empatía.
¿Alguna vez os habéis sentido poco valorados por alguien que no os lo esperabais y habéis dicho hasta aquí? ¿Habéis hablado con ella?
D: En este oficio sentirse poco valorado es fácil, es un oficio en el que te sientes juzgado y examinado continuamente, son años los que llevo trabajando y todavía arrancas una función y piensas “Ahora es cuando me van a pillar y van a ver que esto no es lo mío”, pero hay que aprender a relativizar. No pasa nada, con el tiempo lo que uno aprende no es a superar eso sino a que no pasa nada, esto es lo que hay.
Sí, quizá no directamente de decirle hasta aquí, pero sí hacer por que nos entendamos mejor, no acepto un rol de bueno venga vale, dime lo que quieras.
En la obra, son vuestros amigos quienes llegan tarde, en la vida real, ¿qué papel ocupáis, sois de los que hacen esperar o de los que llegáis siempre puntual?
D: Yo soy extremadamente puntual, de hecho, creo que nosotros dos lo somos más que Nicolás y Vanessa, sin ser ellos impuntuales.
M: Sí, yo también, de hecho, me enferma un poco la gente que llega tarde.
D: Es una falta de respeto, si se queda a una hora se queda a una hora, si se viera todo lo que pasa por llegar tarde…
¿Tenéis algún consejo para los amigos odiosos?
D: Que presten atención, que escuchen, que todo se arregla escuchando no imponiendo.
M: Que no se crean el centro del mundo, que vean lo que hay alrededor.
¿Hay alguien de vuestro entorno que consideréis muy importante su opinión?
D: Sí, hay gente muy cercana, mi pareja. Concha para mí es… ya vio el ensayo general y hay una relación de muchos años, es una gran actriz que sabe si vas por el buen camino o no con respecto a lo que uno tiene que trabajar con honestidad. A veces este trabajo es muy endeble y te crees que estás haciéndolo bien y no estás haciéndolo bien.
M: Sí, hay miradas a las que siempre te gustaría estar a la altura, agradar y desear de corazón que le gustara. Luego hay otros que te dan más igual y dices “bueno, pues no le ha gustado, qué le vamos a hacer”, no podemos gustarle a todo el mundo, pero sí que obviamente la familia y los amigos cercanos juegan un papel importante.
Malena, ¿Tu padre suele ir a verte a tus funciones?
Sí, ya la vio, además, es un espectador muy generoso, como es actor y sabe lo que significa, es consciente de que esto es un trabajo de fondo.
No se pone critico de decir “tienes que hacer esto”, “tienes que hacer lo otro”, jamás me ha dicho como tengo que hacerlo. Al contrario, siempre está reafirmándome y felicitándome, sabiendo la dificultad que supone subirte a un escenario, confrontar el trabajo con el público, exponerte… él es muy consciente de todo eso y a veces estamos en proyectos que están mejor, otros están peor, otros funcionan más, otros tienen menos éxito, y todo eso me lo transmite sin ni siquiera sin darme la lección. Es sabio, pero de una manera natural, a nada que lo observes ya tienes un montón de pistas a las que agarrarte.
Has ganado muchos premios, ¿crea mucha presión esa valoración?
Ha sido un año precioso, me he sentido colmada, no tanto por los premios físicos sino por el calor de la gente y su expresión de alegría sincera. Es emocionante para mí, gente que conozco, gente que no conozco, gente del pasado, del presente…
Pero sí, ha sido un año increíble y es verdad que hay un punto que dices “¿y ahora qué?”, pero afortunadamente por cómo pasó todo esto y a medida que estaba haciendo teatro con David, me sirvió de compresor para que toda esta felicidad que me acontecía no me superara. He ido caminando por el suelo, pero con mucha alegría.
Es verdad que a la hora de elegir otro proyecto estás diciendo “Bueno, ahora no puedo hacer cualquier cosa”, pero creo que esto también se va a ir relajando. Seguiré haciendo el camino que venía haciendo contenta y en el que tanto lo bueno como lo malo me ha ido enseñando, pero me siento inmensamente querida y muy valorada, ha sido un momento muy bonito.