María Algora: “A los 16 años me entere del suicidio de un familiar.”

Foto: Festival de Málaga
El cortometraje Lo que no se ve, dirigido por María Algora y codirigido por Mikel Bustamante, se presenta en el Festival de Málaga, donde buscan emocionar al público con su reflexión sobre los secretos en la familia y el proceso de duelo. A través de una historia en la que, Ane, cumple 30 años y durante su fiesta de cumpleaños descubre la verdad. Su padre no murió de forma natural, como le hizo creer su madre Carmen desde pequeña. Esto cambia su vida y madre e hija intentan reconciliarse pasando un día juntas en el pantano.
Entrevista con María Algora y Mikel Bustamante
- ¿Cómo surgió la idea de lo que no se ve?
María Algora: Pues la idea surge ya que a los 2 nos toca mucho el tema personalmente, pero concretamente viene de una semilla.
Y es que yo con 16 años me enteré de forma abrupta en una comida familiar que un familiar mío se había suicidado cuando yo tenía 4 años y había crecido con el relato durante toda mi vida que no había sido así.
Que había sido un accidente doméstico, también un poco por proteger a las infancias, pero bueno una vez que me entere de esto fue un gran shock para mi y concretamente las escena que yo viví nos interesó mucho y nos pareció bastante interesante como llevarla a una ficción y que mi personaje, Ane, con 30 años se entere de como realmente había fallecido su padre.
A raíz de ahí la relación entre la madre y la hija, descubrir que hay ahí, que hay por debajo, cual es ese tabú y el porque no se dicen las cosas.
- ¿Cómo fue el proceso del guion? ¿Lo llevaste a tu experiencia personal?
Mikel Bustamante: Ese fue como el motor, de ahí empezamos a poner elementos como el pantano, como podría ser esa reconciliación, empezamos a crear los personajes… Y poco a poco fuimos desgranando, hicimos muchas versiones del guion, porque al principio no nos atrevíamos.
Queríamos hablar de un tabú, pero nosotros teníamos el tabú encima y no habíamos escrito la palabra “vergüenza” o “culpa” que es la columna de lo que pasa cuando esto sucede, lo que siente la persona.
Maria Algora: También nos gusta, sin volvernos muy locos, recibir feedbacks de otros guionistas. Que nos interesan, que admiramos, que sabemos que lo que van a decir nos va a aportar a la historia…
Recuerdo que tuvimos una conversación con Raúl Barreras, que es un director, y que fue el montador de “Mil especies de abejas”. Yo le conocí en un festival y recuerdo que le mandamos nuestro guion porque queríamos que fuera nuestro montador pero estaba un poco liado, así que quiso tomarse un café con nosotros para hablarnos de el guion. Que eso a mi ya me pareció la leche y fue él el que nos comentó “oye chicos aquí falta meter todavía más”, “estáis queriendo hablar de una culpa y una vergüenza pero esa palabra no está en el guion”. Y ahí nos animamos a profundizar más.
Mikel Bustamante: Sí, nos ayudó mucho, teníamos casi ya todo escrito pero eso nos dio un poco la clave.
- Al tratar temas tan delicados como el duelo o el suicidio ¿Creéis que lo habeis tratado de una forma respetuosa para que llegue bien al publico?
María Algora: Pues mira para mi era muy importante, hablando un poco de lo que en mi familia había sucedido, yo cuando me entere, lo hablaba mucho con mi padre y fue mi padre el que me empezó a hablar de nuestro tabú familiar.
Entonces, cuando ya nos planteamos ponernos a escribir sobre la historia, cada versión de guion la ha leído mi padre, entonces era muy importante para mi su punto de vista aunque no sepa nada de guion o de audiovisual. Tenía mucha cosa de que al verlo mi familia no le hiciese daño, entonces eso era para testear un poco qué tal íbamos.
Mikel Bustamante: Yo confío en que no queremos ni tampoco pretendemos hacer algo que cambie el mundo, eso es imposible porque cada uno tiene su duelo y es un tema delicado. Pero lo hemos hecho con todo el cariño del mundo y hemos hecho una historia que ojalá sirva para ayudar. Yo creo que sí que lo hemos hecho con mucho respeto y mucho cariño y ojalá guste.
- ¿Cual ha sido la escena más difícil de rodar?
Maria Algora: En dificultad técnica seguramente sea todo el tema pantano y todo lo que tiene que ver con la cámara subacuática. Concretamente en el pantano hay una dificultad, porque al final la piscina lo tienes más controlado pero debajo de un pantano hay algas, mucho frío… Hacer que estas en verano sin tiritar, ahí Itziar nos regalo todo su cariño y esfuerzo para que no pareciera que nos estábamos muriendo de frío.
Mikel Bustamante: Otra de las secuencias más difíciles fue la familiar, que fue el primer día de rodaje, tienes un poco los nervios de arrancar todo, muchísima gente, muchos planos y había que construir esa conversación donde parece que no se dice nada pero realmente aparece. No es fácil porque parece ser una conversación muy banal y medio improvisada pero está todo muy medido y costo. Es verdad que al final lo sacamos porque solo teníamos una jornada para eso, pero fue muy difícil.
Maria Algora: Yo estaba pensando a nivel más emocional la secuencia que salimos madre e hija afuera y que yo ahí le cantó las cuarenta. Desde el principio del guion yo ya me estaba proyectando el como lo rodaremos y había algo de que te harías un poco a la idea de lo que puede llegar a ser.
Entonces fue la cosa de confiar en que todo está ya colocado y mirar a Itziar y con todo. Era doloroso en el buen sentido de la palabra, sin hacernos daño como actrices, pero también fue placentero el poder transitar todo aquello.
- ¿Cómo definiríais el proyecto?
Mikel Bustamante: Yo diría que es un cortometraje luminoso.
Maria Algora: Sí, también una especie de homenaje a los que se quedan, a los supervivientes. Que muchas veces el punto de vista está obviamente en la persona que se ha suicidado por supuesto, pero también hay algo que me parece super importante tanto en la ficción como en las instituciones de poner el foco en las personas que se quedan. El que pasa después me parece super importante.